Se ha dicho que la música religiosa de Mozart contamina de fe el espÃritu “profano†de la ópera. Tal es su influencia. Y, sin embargo, no puede hallarse en ella expresión de sentimientos. Más bien una alternancia entre la expansión y el encogimiento, es decir, entre lo confesional y lo poético. Un estado profundo, grave, da a esta música toda su trascendencia. Es imposible no sucumbir ante ello.
* Obra interpretada por primera vez
Programa con conferencia previa