Cuando Vicky Plana y Jordi Milán crearon la CompañÃa La Cubana en el Sitges de 1980 lo hicieron desde una concepción del teatro como gran aventura. El juego como expresión teatral, la sorpresa, la trasgresión de espacios y sobre todo unos personajes que adquieren vida propia yendo más allá del guión, son su particular sello. En esta dinámica el espectador es pieza fundamental. Mediante su participación éste también se siente protagonista. El trabajo de La Cubana se basa en la observación, recreando situaciones de la vida cotidiana presentándolas en clave de humor. En esta lÃnea se enmarca Mamá quiero ser famoso. El escenario en el que se desarrolla la acción es un programa de televisión de la cadena británica CBN TV, retransmitido en directo para toda Europa, que busca famosos. Después de agotar las reservas de británicos con ganas de fama, inician una búsqueda de nuevo material que les lleva hasta España, reserva espiritual de occidente en cuanto a “famoseo”, donde -según los ingleses- ¡hay material virgen! Con un formato de gala televisiva al uso, los actores encarnan todo un repertorio de personajes que representan la “locura por llegar a ser famoso”. En esta obra, La Cubana hace una crÃtica a la televisión actual, dominada por la tiranÃa de la audiencia.