Shostakovich llora por la herida abierta de la Quinta sinfonÃa tratando de escribir algo que sea inteligible y sencillo. Hay mucho de autobiográfico en esta partitura hecha en tiempo de silencios y purgas estalinistas. Se remata con la más bella declaración de amor nunca imaginada. Tristán e Isolda es música de éxtasis. Tan distinta a la prometedora facilidad musical de la obertura de Arriaga.
* Obra interpretada por primera vez
Programa con conferencia previa