Hay densidad y emoción en este programa que parte de Schumann y de una obra que por su vuelo sin solución de continuidad fue considerada como “fantasÃa sinfónicaâ€. Más allá, la última obra orquestal de Brahms se atiene a la consideración de “sinfonÃa de otoñoâ€. Importa aquà la serenidad de la experiencia, la vuelta a un clasicismo que aún concluirá rememorando en sus últimas notas el magisterio del gran Bach.